Cuando llegué a Macondo
llovían todavía las flores amarillasy olían los bananos
a pétalos de de rosas ya marchitas,
aunque aún resistía a los cien años
de soledad y muerte un pueblo
que aún no había nacido.
Y todos me dijeron:
“¿Qué sabes de Gabriel,que le echamos de menos?
Le llamé por teléfono,
(el único que había) y vio la genteque ya se había muerto.
Y Cervantes y Shakespeare,
que andaban por el cielodijeron: “Ya podías
haberte muerto un poco más tarde,
un veintitrés de abril
y así lo celebrábamos
los tres juntos, Gabriel.
Y San Gabriel, como arcángel
mayor del cielo fue y borró la fechadel ingreso de Gabo, la demoró seis días.
Y casi una semana sonaron vallenatos en Macondo.
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