"Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar" |
En estas arenas movedizas de ruido y
miedo yo lo que querría es levantar una plaza, una plaza donde digamos, hasta
aquí vuestro histrionismo, hasta aquí los malditos debates sobre los debates,
hasta aquí la caricatura y el espectáculo. Vamos a hablar de nuestras cosas. No
de las vuestras.
Es domingo 21 de abril, falta una
semana para las elecciones generales y no hay torrija que me aplaque el
hartazgo. Están las encuestas de colorines que ilustran o manipulan el
desconcierto. Está el debate sobre el debate del debate electoral. Las
barbaridades que sueltan por la boca las cayetanas y los casados con el único
fin de abonar de detritus discursivo los titulares y las tertulias para que
podamos ver brotar las mismas malas hierbas políticas de siempre que parasitan
la riqueza de todas.
Están las arrimadas y los riveras
vestidos de convención de empresa modulando eslóganes y postureo al único ritmo
que les dicta su ambición de arribistas. Están quienes agitan las vísceras
históricas sin recato ninguno, esa gente que traduce lo de España una grande y
libre a los tiempos del 2.0, que tuitea nacionalcatolicismo. También quienes se
llaman socialistas y se aprestan a hacer manitas con quien sea necesario para
sellar el régimen y las puertas giratorias y el reinado del IBEX35 bajo una
mácula de modernidad y moderación.
En este paisaje acelerado en el que no
nos dejan pensar, cada cual señala a su monstruo: ¡La extrema derecha! ¡Los
comunistas! ¡Los que quieren romper España! ¡Los que quieren ilegalizar el
aborto! En estas mismísimas arenas movedizas de ruido y miedo yo lo que querría
es levantar una plaza, una plaza donde todo se aquiete, como se aquietó todo en
la Puerta del Sol y en otras muchas plazas del territorio hace ya ocho años.
Una plaza donde digamos, hasta aquí vuestro histrionismo, hasta aquí los
malditos debates sobre los debates, hasta aquí la caricatura y el espectáculo.
Vamos a hablar de nuestras cosas. No de las vuestras.
El miedo paraliza, la indignación te revuelve, te hace moverte.
Vox es el espantajo del régimen para que votemos desde el miedo, para
arrebatarnos la fuerza colectiva que surge de la indignación
Y en esa plaza fortificada no solo no
entrarían sus poses, sus discursos vacíos, sus competiciones de fachas, sobre
todo, no cabría el miedo. Solo habría lugar para la indignación. Porque a cinco
minutos que nos pongamos a pensar en nuestras cosas, es la indignación la que
se agita. Y esto es aquí y en todas partes, el miedo paraliza, la indignación
te revuelve, te hace moverte. Vox es el espantajo del régimen para que votemos
desde el miedo, para arrebatarnos la potencia, la fuerza colectiva que surge de
la indignación.
No votemos por miedo a la extrema
derecha, votemos porque nos indigna que siga habiendo gente sin casa y casas
sin gente. Porque nos sulfura que no se hable del futuro de nuestras hijas, de
nuestros padres. Votemos porque nos cabrea profundamente que nos vengan con
ministerios de la familia o leyes de maternidad mientras con sus economías del
saqueo arruinan a las familias y ahogan en precariedad a las madres. Es más
niegan la posibilidad de tener hijos a generaciones enteras, mientras abanderan
el derecho a comprar bebés para unos pocos privilegiados.
Votemos porque nos resulta
insoportable que haya presos políticos, personas que se ahogan en el mar o en
las instalaciones de un CIE, jubiladas con pensiones de miseria. Votemos porque
no aceptamos que nos racaneen el salario mínimo. Votemos porque nos dan ganas
de abofetearles cuando ridiculizan la posibilidad de una renta básica universal
mientras que avalan que salvemos bancos, mantengamos reyes, y sufraguemos
empresas energéticas, industrias militares y arzobispados.
Votemos porque aunque nos quieren
atemorizadas seguimos ¡muy muy indignadas! Y si estamos tan indignadas que no
queremos votar, pues no votemos. Pero que no nos guíe el miedo. Hay muchas
formas de hacer política desde la indignación que no pasan por el voto.
Limitarse a un voto temeroso —eso que llaman voto útil— no es ejercer un
derecho democrático. Porque será un voto útil para que se sostenga todo aquello
que nos indignó, todo aquello que nunca debe dejar de indignarnos.
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