En sede hostil.

Anoto mentalmente dos
frases que llegan nítidas a mis oídos;
1ª ¿principios?, que no me hablen de principios,
2ª ¡el partido tiene unos estatutos y hay que
cumplirlos!
Sale una persona de
la sede hablando por móvil:
Me han mandado a Hoyo de Manzanares por lo de la elección
de candidato y tienen montado un follón de tres pares de narices, pero esto lo
arreglamos nosotros.
Hace frio, mejor me
voy a casa. Ya calentito en mi sillón empiezo a escribir lo que acabo de contar
cuando recibo un e-mail; la dirección
regional ppera impone como
candidato a la Alcaldía al actual Alcalde.
Lo siento por las personas de buena
fe, militantes, simpatizantes o votantes del pp del pueblo que algún día creyeron que
en él existía la democracia. También lo siento por mi pueblo y por mí, me han jodido el
artículo. No importa, tengo otro.
El Alcalde desnudo.

Como sus acólitos no sabían lo que significaban
estas últimas palabras, se presentaron ante el fingiendo que en sus manos
vacías portaban la mágica vestimenta, pero que esta solo podía ser vista por
quienes poseyeran las cualidades políticas de la ética, la honradez y la
transparencia.
El Alcalde, que por supuesto no veía el
inexistente ropaje, temeroso de que se descubriera que no poseía ninguna de las
cualidades exigidas para verlo, fingió quedar encantado con el mismo y, ni
corto ni perezoso simuló ponérselo. Como sus acólitos le doraban la píldora
afirmando que le quedaba como un guante quedó convencido de las cualidades de
su nueva indumentaria y continuó con su mala
praxis política, atreviéndose incluso a votar que se instara al gobierno del Reino que
impidiera que los imputados pudieran presentarse a
elecciones, estando el mismo imputado según noticias de la prensa.
Un día cuando paseaba
por la calle más ancho que largo con su imaginaria vestimenta, convencido de su
inmunidad política, una niña con una caperucita roja con la que se cruzó dijo
en voz alta y clara “el Alcalde va desnudo”. Esta afirmación pareció despertar
a los que por delicadeza o prudencia habían callado la obviedad hasta ese
momento y el comentario comenzó a propagarse de boca en boca hasta convertirse
en un clamor popular, el Alcalde va
desnudo, el Alcalde va desnudo, el Alcalde va desnudo,…
Fin.
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