martes, 30 de septiembre de 2014

En Hoyo como en Macondo

Macondo es el pueblo imaginario que inmortalizo el genial escritor y Premio Nobel Gabriel García Márquez, d.e.p., en su novela Cien años de soledad. Su tercera novela, La mala hora, está ambientada en un pueblo del que no se menciona el nombre, pero que bien podría tratarse de Macondo, y en cualquier caso yo así lo creo porque me viene muy bien para el título del artículo.
En la novela, cuyo argumento no desvelaré, los habitantes del pueblo viven  recelosos por pasquines anónimos que amanecen pegados en las puertas de las casas y que cuentan cosas de los vecinos que todo el mundo conoce y dice en voz baja pero nadie se atreve a comentar públicamente. Todos temen que algún día aparezca uno en su propia puerta.
En pleno siglo XXI ya no se estila el uso de pasquines, pero sí que encontramos multitud de comentarios anónimos en foros de internet, los cuales, al igual que en el libro, algunas personas utilizan para decir lo que estiman oportuno sobre cualquier tema, pero sin darse a conocer. Hoyo, como el Macondo de la novela, también cuenta con sus propios pasquines en las redes digitales, y no me refiero a los foros donde aparecen, sino a los propios comentarios anónimos.
Aunque soy un asiduo lector de los mismos y los considero como un sano ejercicio de las libertades de opinión e información, adolecen, a mi modesto entender, de algunos inconvenientes y carencias.
Así pues, cuando estos anónimos dan alguna noticia o información, esta debe ser tomada con cautela y no se la puede dar total credibilidad a no ser que se cite la fuente de que proviene o muestre evidencias o pruebas irrefutables. Si se trata de bromas o chascarrillos, aunque deben considerarse desde la perspectiva del humor, tendrían que procurar no ser ofensivos para los lectores o terceros. Los insultos, infamias y calumnias, lanzados desde el anonimato, aparte de un acto de escaso valor, no contribuyen a un diálogo sereno sobre ningún tema. Las chorradas, como su propio nombre indica, chorradas son.
Por otra parte, al igual que los mensajes en botellas de los náufragos, perdidos en la inmensidad de los mares y océanos, corren el riesgo de no llegar a los destinatarios deseados o interesados, quedando perdidos también, en este caso, en la inmensidad de internet. Por ello su eficacia será escasa, caso de tratarse de ideas, informaciones, críticas constructivas o aportaciones de interés general, al no ser transmitidos por los cauces adecuados, ante las instancias pertinentes o en los foros apropiados, e identificándose el informador o progenitor del pensamiento expuesto.
Para finalizar quisiera recomendar a todo el mundo, especialmente a los cibernautas opinantes anónimos, la lectura del libro anteriormente citado, recuerden, La mala hora de Gabriel García Márquez. Es una joyita.

José Ignacio Álvarez. elrojodelacolina@gmail.com   @ElRojoDeLaColin 

No hay comentarios: